Diseñadas para maximizar el bienestar del usuario, las prendas inteligentes se ofrecen en un amplio abanico de opciones que van desde remeras, camisas y camperas, hasta medias, plantillas y zapatillas, e incluso gafas y relojes.
La ropa inteligente forma parte de una profunda transformación en el mundo de la moda que, si bien ha tomado ritmo en la última década, su concepción tiene una trayectoria de casi cincuenta años de historia. Desde entonces, cuatro factores han sido cruciales para su evolución: la creciente importancia del dato digital, el surgimiento de nuevos materiales, la miniaturización de la electrónica y el nacimiento de la biotecnología.
Efectivamente, dado que la ropa tecnológica es capaz de reaccionar frente a distintos tipos de estímulos provenientes del cuerpo y del entorno, constituye una suerte de segunda piel, sumamente sensible a variables mecánicas, químicas, térmicas, eléctricas y magnéticas. Al ser capaz de registrar, procesar y transmitir toda esta información, se convierte en una tecnología altamente digital e interactiva de extraordinario provecho para el usuario.
En segundo lugar, gracias al surgimiento de una nueva generación de materiales modernos, se han desarrollado prendas con características únicas que las hacen capaces, por ejemplo, de neutralizar los malos olores, generar calor cuando hace frío, refrescar cuando sube la temperatura y limpiar el aire mientras se la usa. Además, estas prendas suelen ser repelentes al agua, no proclives a arrugarse ni mancharse, y completamente amigables con el medioambiente.
En tercer término, la ropa inteligente también debe su próspero presente a la miniaturización de la electrónica. A través del desarrollo de la nanotecnología, o la ciencia de lo microscópico, es posible manipular a nivel molecular los distintos materiales para producir una electrónica diminuta con mayores niveles de efectividad y autonomía. Esto redunda en beneficio, a su vez, de una informática del más alto rendimiento.
Finalmente, la biotecnología también ha hecho un aporte decisivo en el desarrollo de la ropa inteligente. Esta disciplina ha permitido avanzar significativamente, por ejemplo, en lo que respecta a la producción de textiles antisépticos, antibacterianos, antivirales, antifúngicos y antialérgicos.
Evidentemente, las prendas tecnológicas reúnen condiciones que las hacen muy atractivas para su aplicación en diversos segmentos como salud, deporte, entretenimiento, seguridad, transporte e industria. Sin embargo, para que esta innovación llegue a masificarse, todavía tiene grandes desafíos que resolver.
Por ahora, el costo es su mayor limitante.