Conocimientos imprecisos, criterios ambiguos, decisiones inconducentes y estrategias desacertadas son sólo algunos de los numerosos riesgos que podrían evitarse en las empresas a través de la adopción de este novedoso recurso.
Con el nacimiento de la era digital y el advenimiento del Big Data en el sector empresarial, pronto se comprendió que el acceso a un ingente volumen de datos no aseguraba, de por sí, ninguna ventaja competitiva. De hecho, contar con un inmenso volumen de información sin el discernimiento suficiente, más que un beneficio, podía representar un obstáculo de enormes proporciones para el éxito empresarial.
A partir de esta certeza, cada día adquiere mayor fuerza la necesidad de implementar la denominada Curación de datos o Data Curation. Se trata de un recurso orientado a facilitar la gestión de la información a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la creación o recepción de los datos, hasta su análisis y aplicación, pasando por su organización, limpieza y preservación.
De esta forma, la aplicación de la Curación de datos promete ofrecer beneficios muy significativos, tales como:
En este marco, uno de los mayores desafíos para las empresas radica en seleccionar a los profesionales idóneos para ocupar un puesto tan delicado como es, precisamente, el de Curador de datos. Entre los candidatos mejor preparados se destacan los analistas de negocios, los ingenieros de datos y, por supuesto, los científicos de datos.
Sin embargo, hasta el presente, la Curación de datos, lejos de haber alcanzado su punto más alto, recién se encuentra en una etapa muy temprana de desarrollo. Efectivamente, esta noción apenas empieza a ingresar en el vocabulario empresarial gracias a la creciente concepción del dato como activo corporativo.
En un futuro próximo, este recurso podría convertirse en una auténtica clave de bóveda para la gestión exitosa de los datos y, por extensión, de los negocios.