Tres niveles de navegación en un océano de datos: Internet superficial, profundo y oscuro

A cada instante, miles de millones de personas alrededor de todo el mundo navegan por la World Wide Web sin siquiera imaginar que sólo pueden acceder a una porción insignificante del total de contenidos online.

La parte más conocida de Internet es la pública, se denomina Clearnet o Surface Web, y está compuesta fundamentalmente por dos grandes conjuntos de páginas: las indexadas por los buscadores convencionales como Google, Bing o Yahoo; y aquellas otras que, sin estarlo, también son de acceso público, como es el caso de Facebook, Twitter y las demás redes sociales. Aunque no es posible precisar con exactitud su tamaño real, se estima que la Red pública contiene un 4% del total de los datos disponibles online y, según el sitio WorldWideWebSize.com, contendría alrededor de 5.470 millones de páginas indexadas.

Por otro lado, la Deep Web o Invisible Web es la región de Internet cuyo acceso no está permitido al público en general. Conformada por un ingente volumen de datos, que representa aproximadamente el 90% del ciberespacio, esta región online no está indexada dado que sus contenidos son privados, irrelevantes, antiguos, efímeros o, simplemente, por estar bloqueados. Algunos de los ejemplos más significativos de esta sección son las cuentas bancarias, correos electrónicos, revistas académicas, salas de chat, archivos en la nube y páginas que se crean sólo por un instante, como es el caso de los resultados arrojados por consultas en homebanking.

Por último, la Dark Web es un subconjunto del grupo anterior, equivalente al 6% del total online, cuyo acceso es más difícil aún, debido a su estrecha relación con la ilegalidad y el crimen. Aunque excepcionalmente también tiene sitios legales, esta región del ciberespacio tampoco figura en los índices de búsqueda. Generalmente, sus publicaciones ofrecen drogas, armas, datos robados (números de tarjetas de crédito y cuentas bancarias), herramientas de piratería, pornografía infantil, tráfico de órganos, servicios de hackers, etc. El contenido de la Web oscura no utiliza las convenciones de nomenclatura de dominios .com o .net sino .onion, y para acceder a ella se requiere de un navegador especial, como por ejemplo Tor.

Si bien es cierto que las zonas más profundas y oscuras del ciberespacio suelen despertar curiosidad, es importante subrayar que aventurarse en esas regiones no sólo exige tener prudencia sino también algún conocimiento en la materia.