Smart Contracts o Contratos Inteligentes, otra aplicación de la tecnología Blockchain

Concebidos a principios de 1990 con el objetivo de introducir mejoras considerables en los contratos tradicionales, los Smart Contracts finalmente se hicieron realidad casi dos décadas después, gracias al surgimiento del sistema Blockchain.

Los contratos tradicionales y los inteligentes son acuerdos en los que las partes involucradas se comprometen a cumplir determinadas condiciones. Básicamente, presentan los mismos elementos esenciales: el consentimiento voluntario de las partes, el objeto del contrato –bien o servicio–, y una causa lícita. En cambio, se diferencian en el modo de escritura, su implicación legal y el modo de cumplimiento.

Un contrato en papel se escribe en lenguaje natural de tal forma que cualquiera pueda leer y comprender las condiciones establecidas. Si todas las partes están de acuerdo, firman para asegurar su compromiso. Según la jurisdicción donde se encuentren los involucrados, o bajo la que quieran llevar a cabo el contrato, deben cumplir con ciertos requisitos, como recurrir a un notario. A su vez, el modo de cumplimiento está sujeto a la interpretación de las partes, por lo que siempre existe el riesgo de que una resulte más favorecida.

  En cambio, un contrato inteligente no se escribe en lenguaje natural, sobre papel, sino en código fuente, como programa informático. Es un tipo de software preparado para llevar a cabo una serie de tareas de acuerdo a instrucciones previamente determinadas. Su cumplimiento no está sujeto a la interpretación de ninguna de las partes y su ejecución es automática: si sucede la causa A, entonces se realiza la consecuencia B. No se requieren intermediarios ni existen márgenes de interpretación o parcialidad. Los contratos inteligentes no son una sustitución del sistema legal, sino la evolución del mismo. Por supuesto, su aplicación requiere de la tecnología Blockchain.

De esta manera, un contrato inteligente puede ser desarrollado para que refleje cualquier tipo de lógica basada en datos: desde acciones tan simples como votar una publicación en un foro hasta acciones con un mayor nivel de complejidad, como generar garantías de préstamos y contratos de futuros, e incluso determinar prioridades de pago en una nota estructurada.

Al ser más seguros, eficientes, confiables y económicos que los contratos convencionales, se espera que los Smart Contracts se impongan con facilidad. De hecho, en América Latina ya existen programas pilotos basados en contratos inteligentes, fundamentalmente en el área legal, y Argentina está a la vanguardia.