Considerado por la consultora Gartner como uno de los fenómenos tecnológicos más disruptivos de los últimos 20 años, los Servicios Cognitivos dotan al silicio de la capacidad de observar, escuchar, hablar y entender como lo hace un ser humano.
Con la aceleración de la era digital y la consecuente apoteosis de la tecnología, la producción de información se ha incrementado de forma exorbitante. Textos, imágenes, videos y audios se multiplican sin cesar configurando una constelación de datos, tan fascinante por su volumen como por su diversidad. Sin embargo, dado que dichos datos en su mayor parte no son estructurados, resulta imprescindible identificarlos, etiquetarlos y procesarlos para poder transformarlos en información útil. Una de las respuestas más promisorias ante semejante reto proviene de la Inteligencia Artificial y se ha denominado Cognitive Services.
Los Servicios Cognitivos son colecciones de modelos de Inteligencia Artificial que, mediante el uso de Big Data, Machine Learning y Data Mining, buscan replicar la capacidad de percibir, interpretar, pensar y reaccionar como lo hace el ser humano, tanto en el mundo real como en el virtual. Así, los seres de silicio se convierten en agentes inteligentes con la aptitud de procesar el lenguaje natural, la visión artificial y el pensamiento humano, de un modo muy semejante a como lo hace nuestro cerebro. Desde traducir textos y reconocer objetos hasta advertir matices en el tono de voz o distinguir expresiones en el rostro, el abanico de funciones para esta tecnología sigue creciendo de forma monumental.
Ahora bien, una de las aplicaciones más difundidas para los Servicios Cognitivos es la autenticación biométrica, es decir, el método de reconocimiento de personas basado en características morfológicas y/o acciones de comportamiento. Para esto, los Servicios Cognitivos permiten a la máquina implementar un proceso similar al que naturalmente realiza el ser humano a la hora de reconocer a sus congéneres por su aspecto físico, imagen facial, forma de andar, singularidad de la voz, etc. A su vez, también pueden operar sobre parámetros menos evidentes, como el diseño de la huella dactilar, la geometría de la mano, el color del iris, entre otros.
Por el momento, los ámbitos en donde la tecnología cognitiva ha comenzado a implementarse con más fuerza son banca, seguros, automoción, salud, videojuegos y atención al cliente. No obstante, sus proyecciones a futuro auguran un horizonte mucho más vasto de aplicaciones.