Si bien es cierto que el ser humano ha reconocido el valor del conocimiento desde los albores de la historia, no fue sino a partir de 1970 cuando el dato saltó al estrellato al ser considerado como el activo más preciado: el “petróleo del siglo XXI”.
Debido al desarrollo exponencial de la tecnología, el dato es un recurso que se multiplica de forma acelerada en todas las esferas del interés humano. Desde la economía a la salud, y desde la política a la ecología, el dato es la piedra angular a partir de la cual se construye la era de la información.
Ahora bien, aunque a primera vista el valor del dato parece estar dado exclusivamente por su cantidad, en realidad lo determinante es su calidad. Unos pocos datos veraces son mucho más valiosos que innumerables datos ambiguos. Discernir unos de otros es, precisamente, la misión de la Data Quality o Calidad de Datos.
En efecto, la Calidad de Datos es el procedimiento mediante el cual se analiza o evalúa la idoneidad de un determinado conjunto de datos con respecto a un propósito particular y en un contexto puntual. A tal fin, los datos deben ser sometidos a una serie de criterios, entre los que cabe mencionar:
En la actualidad, las empresas tienen acceso a grandes caudales de datos de muy diversas fuentes como redes sociales, encuestas, vías de contacto, etc. Aunque toda esta información es muy valiosa a la hora de tomar decisiones, puede convertirse en un arma de doble filo si los datos no son debidamente tamizados.
Por este motivo, la correcta gestión de los datos desde su misma fuente resulta crucial para el desarrollo de una empresa, independientemente de su trayectoria, rubro o envergadura. Manipular datos relevantes, precisos y fiables puede marcar la diferencia, sobre todo en momentos de gran adversidad, como los que el mundo transita actualmente.