Desde el entrenamiento de los atletas a la experiencia de los espectadores, incluyendo el acceso y seguridad en los estadios, la posibilidad de procesar enormes cantidades de datos está transformando radicalmente todos los ámbitos del deporte.
La aplicación de la tecnología en general, y del Big Data en particular, constituye un recurso en constante expansión cuya influencia no reconoce fronteras. Jugadores profesionales, simples aficionados, locuaces comunicadores, empresarios destacados y médicos de renombre son sólo algunos de los innumerables testigos que, sin ser expertos en macrodatos, constituyen algunos de sus principales beneficiarios.
En un partido de tenis de hora y media, los dos jugadores crean un promedio de 65 mil registros; en un entrenamiento de una hora de fútbol se capturan y analizan alrededor de 80 millones de puntos de datos. Aunque es imposible que este caudal de información pueda ser registrado por un ser humano, ya existen dispositivos y programas especialmente diseñados para almacenar y procesar todos esos datos. Gracias a ello, es posible mejorar rendimientos, prevenir lesiones, modificar tácticas de juego y, en definitiva, tomar decisiones estratégicas que beneficien lo ocurrido en pleno campo de juego.
Por otro lado, la actividad de los comercios y servicios públicos que se despliega en torno a los grandes eventos deportivos, es otro claro ejemplo de la importancia que tienen los datos a gran escala. Ellos facilitan la previsión de muchas de las acciones que llevarán adelante los potenciales asistentes: desde los partidos que presenciarán, hasta los lugares desde donde arribarán, incluyendo las puertas por donde ingresarán a los estadios. De acuerdo a esta información, la ciudad podría prepararse mejor para recibir a ese público: colocando más colectivos en determinadas zonas de la ciudad o incrementando el número de uniformados afectados a la seguridad.
Para terminar, otra interesante aplicación del Big Data en lo que al mundo del deporte respecta, tiene que ver con el uso inteligente de la energía en los estadios. Instalar equipos de última tecnología de media y baja tensión permite ahorrar hasta un 30% de energía. Pero además, algunos estadios son capaces de gestionar de forma inteligente su instalación eléctrica, reduciendo aún más su consumo durante los eventos.
Como en muchos otros campos del quehacer humano, la era digital, en el amplio universo del deporte, no ha hecho más que comenzar. Y sus beneficios son tan diversos como significativos.