Si bien la transformación digital en el sector empresarial es un proceso tecnológico iniciado hace años, la pandemia provocó su aceleración exponencial obligando a adoptar distintos cambios como la incorporación del trabajo a distancia.
La humanidad enfrenta la peor pandemia de la historia con un débil sistema inmunitario pero con un fuerte desarrollo tecnológico. Esta singular condición antitética ha desencadenado cambios en todos los ámbitos del quehacer humano con consecuencias irreversibles. Viajar, consumir, educar, interactuar; nada volverá a ser exactamente como hasta hace pocos días. De hecho, profundos cambios culturales, inéditos planteos organizacionales y nuevos paradigmas laborales, son algunos de los retos que se vislumbran en ciernes.
En el ámbito empresarial, la migración del mundo offline al online dejó de ser una alternativa para convertirse en una necesidad: la continuidad de los negocios depende de ello. Aunque a nivel mundial Twitter, Apple, Facebook, Amazon y Google fueron pioneras en incorporar de manera categórica el home office a sus tareas habituales, al día de hoy ya son 3 billones de personas las que realizan tareas a distancia. Si antes de la cuarentena el 65% de las empresas argentinas ni siquiera pensaba en el teletrabajo, ahora el 42% tiene como mínimo a la mitad de su personal trabajando de forma remota.
Sin embargo, la incorporación del home office como metodología de trabajo no sólo requiere de la implementación de la tecnología adecuada sino, lo que es más importante aún, de una profunda metamorfosis en los procesos de trabajo, en los modelos de liderazgo y en la actitud por parte de los trabajadores. Responsabilidad, compromiso y disciplina son principios absolutamente esenciales sin los cuales ninguna actividad puede resultar rentable por medio del teletrabajo. Aun contando con los dispositivos más veloces y la mejor conexión.
Mientras muchas organizaciones reafirman su voluntad de actualizarse, otras toman consciencia de la necesidad imperiosa de comenzar a reconfigurarse. Tanto unas como otras necesitan del home office, una herramienta colosal que nos hace sentir –tomando una expresión atribuida a Newton– “como enanos sobre hombros de un gigante”.
La virtualidad llegó al mundo del trabajo y asumirla supone un enorme desafío, no sólo de adopción de nueva tecnología sino de verdaderos cambios culturales. Evidentemente, para que la transformación tecnológica resulte efectiva deberá ir acompañada de cambios existenciales.
El gigante es poderoso pero no tiene vida propia… depende de nosotros.