Al igual que muchos otros ámbitos, el sector de la salud se enfrenta al desafío de asumir la transformación digital, no sólo con la necesidad de adoptar las nuevas tecnologías, sino también con la de resignificar su horizonte de sentido.
Procesos más eficientes, atención más personalizada, recursos mejor aprovechados y pacientes más satisfechos, ponen en evidencia la multiplicidad de beneficios que la era digital ofrece al sistema de salud. Si bien es cierto que históricamente el desarrollo de la medicina ha estado determinado por los aportes del ámbito tecnológico, el horizonte que empieza a avizorarse supone transformaciones de una radicalidad inédita, difícil de conmensurar.
En esta mutación de ritmo vertiginoso que deslumbra al mundo en general, y al ámbito de la salud en particular, los datos no dejan de crecer y se convierten en el elemento más valioso de esta revolución. Big Data, Blockchain, Machine Learning, Internet of Things son algunas de las tecnologías de avanzada que intentan sacar el mayor provecho a esta producción incesante de información, que esconde un potencial absolutamente ilimitado.
En efecto, la influencia de los datos es de tal magnitud que abarca todos los ámbitos del sector de la salud, desde la consulta del clínico que accede a la información de sus pacientes mirando el celular, hasta el entrenamiento de los cirujanos por medio de sofisticados dispositivos de realidad virtual. En este contexto, no llama la atención que el cuerpo humano despierte un interés inusitado al ser concebido como una plataforma de datos. Pero tampoco es de sorprender que los gigantes de la talla de Google, Amazon, Microsoft, Facebook o Apple, ya estén diseñando las herramientas necesarias para gestionar, precisamente, esos datos.
Con todo, el reto para el sector de la salud no consiste solamente en la adopción de nuevos recursos digitales sino en la aceptación de una nueva cosmovisión médica. La salud digital constituirá un paradigma con reglas de juego muy diferentes a las actuales. Los profesionales del sector no sólo deberán aprender a trabajar codo a codo con tecnólogos de muy diversas especialidades, sino también a responder a los “e-pacientes” o pacientes digitales, que estarán en el centro de este nuevo escenario con todo el poder de los datos al alcance de la mano.
Evidentemente, desde hace algunos meses, la batalla planteada contra el coronavirus no ha hecho más que acelerar este advenimiento.