La Cuarta Revolución Industrial: en los albores de un nuevo paradigma productivo

El concepto “Industria 4.0” fue acuñado en el año 2010 por un grupo de especialistas convocado por el gobierno alemán para diseñar un programa de mejora en la productividad de la industria manufacturera.

La Primera Revolución Industrial marcó el paso de la producción manual a la mecanizada, entre 1760 y 1830. La Segunda trajo la electricidad y permitió la manufactura en masa, a partir de 1850. La Tercera surgió con la electrónica, la tecnología de la información y las telecomunicaciones, y tuvo su origen a mediados del siglo pasado. La Cuarta Revolución Industrial, o Industria 4.0, se caracteriza por la automatización y digitalización de los procesos productivos.

La Cuarta Revolución no constituye una mera prolongación de la Tercera, sino la llegada de un fenómeno completamente nuevo: la ciberindustria. Esto no sólo resulta evidente por su velocidad, alcance e impacto, sino también por sus fundamentos: Big Data y Data Mining; Servicios Cloud; Internet de las cosas; Impresión 3D; Robótica Colaborativa; Sistemas Ciberfísicos de Integración; Simulación de Entornos Virtuales; Inteligencia Artificial; Ciberseguridad y Realidad Mixta, etc.

La combinación de estas innovaciones está desencadenando una revolución paradigmática en las distintas etapas que conforman la cadena de suministro. Desde su diseño hasta la venta, pasando por su manufactura, no son los productos sino los datos los que ocupan el puesto central de este escenario. En efecto, el dato debidamente generado, almacenado y procesado se convierte en información de extraordinaria relevancia ya que dota de inteligencia a la Industria 4.0.

La digitalización del sector manufacturero también encuentra su potencia en los sistemas computacionales y en la conectividad llevada al extremo. Esta última no sólo alcanza a consumidores, empresas, gobiernos y organizaciones, sino que establece conexiones inimaginables hasta hace pocos años como, por ejemplo, máquina-máquina (M2M), máquina-producto, máquina-humano y producto-humano.

Entre los beneficios de la Cuarta Revolución Industrial, cabe mencionar:

  • Fácil y rápida personalización de los productos.
  • Amplio servicio de atención individual para cada cliente.
  • Eficiente respuesta a las fluctuaciones de la oferta y la demanda.
  • Mayor facilidad para visualizar y analizar los datos en tiempo real.
  • Óptimo diseño y producción de bienes en breves períodos de tiempo.
  • Máximo aprovechamiento de la tecnología y los recursos disponibles.

 Asumir correctamente la ciberindustria exige pensarla, no como parte de una época de cambios, sino como el indicio de un auténtico cambio de época.