Internet de las Cosas en el hogar; la enérgica evolución de la domótica

Concepto acuñado hace casi medio siglo, la domótica designa la tecnología aplicada al hogar, y surge de la fusión entre la palabra domus o casa, en latín, y robótica, que deriva del checo robota o servidumbre.

La vivienda domótica o inteligente es aquella que integra automatismos vinculados a la electricidad, electrónica, informática, robótica y telecomunicaciones. Su finalidad es conectar sensores, dispositivos, electrodomésticos y demás aparatos del hogar para proporcionar servicios de valor agregado mediante una mínima intervención humana. En todo esto, el Internet of Things tiene un protagonismo central.

En efecto, el IoT constituye un fenómeno cada vez más difundido que no sólo pone en conexión computadoras entre sí, sino toda clase de dispositivos. Entre los más conocidos, vale mencionar los orientados a:

  • Iluminación y climatización: lámparas, aire acondicionado, calefacción.
  • Acceso: porteros inteligentes, puertas, ventanas, toldos.
  • Seguridad: sensores, alarmas técnicas, cerraduras inteligentes.
  • Multimedia: altavoces Wi-Fi, consolas de videojuego, televisores inteligentes.
  • Salud: humidificadores, purificadores de aire.
  • Electrodomésticos inteligentes: heladeras, lavarropas, secarropas, aspiradoras.
  • Ropas wearables: relojes y pulseras inteligentes, gafas de realidad aumentada.
  • Asistentes de voz: Alexa, Siri, Google Assistant, entre otros.

Esta tecnología, basada en Internet, permite a los objetos cotidianos registrar, procesar e intercambiar información para interactuar con su entorno. El IoT los dota de inteligencia permitiéndoles desenvolverse con igual soltura entre los objetos del mundo físico y los datos del espacio digital. Híbridos entre la realidad y la virtualidad, estos dispositivos son capaces de reaccionar con coherencia ante los estímulos del medio, responder de forma conjunta unos con otros y ofrecer servicios de valor agregado a los usuarios, de manera prácticamente autónoma.

Así, a través del IoT, la tecnología acerca al usuario importantes beneficios, desde mayores niveles de confort, seguridad y entretenimiento, hasta posibilidades mucho más amplias de ahorro energético, comunicación y accesibilidad. No es de sorprender que la mayor parte del tráfico actual de Internet se deba a la interconexión de objetos y no de personas. Más aún, según un informe avalado por el McKinsey Global Institute, las proyecciones del impacto económico del IoT podrían superar los once billones de dólares a nivel mundial para el año 2025.

Indómito, versátil y eficiente, este fenómeno trasciende con creces los reducidos límites del hogar para magnificar aún más su potencial en los distintos sectores de la industria. Es precisamente allí donde se esperan los logros más descollantes.